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¿El fin del arcoíris? La FDA eliminará gradualmente los colorantes sintéticos a base de petróleo en alimentos y medicamentos

May 20, 2025
Por
Rosa Campasano

Agárrense el sombrero (y tal vez sus caramelos de colores brillantes), porque el panorama de los colores de nuestros alimentos y medicamentos en los EE. UU. está a punto de cambiar drásticamente. El 22 de abril de 2025, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de los Estados Unidos y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) hicieron un importante anuncio: eliminarán gradualmente todos los colorantes sintéticos a base de petróleo de nuestros suministros de alimentos y medicamentos.

No se trata de un cambio repentino de la noche a la mañana, sino de una señal clara de un cambio importante en la forma en que los EE. UU. regulan estos colorantes omnipresentes. La propia FDA destacó la medida, alentó a la industria a adoptar alternativas de colores naturales y prometió acelerar su proceso de aprobación.

¿Por qué el cambio? Siguiendo la ciencia y las tendencias mundiales

La motivación detrás de esta decisión no es inesperada (juego de palabras, ya que ciertos tintes azules, como el Patent Blue V, también conocido como Food Blue 5, un tinte sintético que, curiosamente, incluso se ha utilizado en algunas aplicaciones médicas para cosas como la visualización de los ganglios linfáticos durante ciertos procedimientos).

Un estudio realizado en 2021 por la Agencia de Protección Ambiental de California (CalEPA) estableció un vínculo preocupante entre el consumo de colorantes alimentarios sintéticos y la hiperactividad, junto con otros problemas neuroconductuales en algunos niños. Esto se hace eco de hallazgos similares que anteriormente llevaron a la Unión Europea a implementar restricciones a los colorantes alimentarios.

Es un claro recordatorio de que los Estados Unidos a menudo han avanzado al ritmo de un tambor diferente en lo que respecta a la regulación de los aditivos alimentarios, incluidos los colorantes. A diferencia del enfoque más cauteloso de la UE, que consiste en prohibir las sustancias cuando existen dudas sobre su seguridad, los Estados Unidos se han basado con frecuencia en la norma «generalmente reconocida como segura» (GRAS, por sus siglas en inglés). Esto significaba que los aditivos podían seguir utilizándose a menos que se obtuviera una prueba definitiva del daño. Esta diferencia en la filosofía normativa ha llevado a una situación en la que algunos colorantes son perfectamente legales aquí, pero están restringidos o prohibidos en otros lugares.

La propia FDA reconoce las funciones funcionales que han desempeñado estos tintes artificiales: compensar la pérdida de color, corregir las variaciones naturales, realzar los colores naturales y, seamos honestos, añadir ese factor «divertido» a los alimentos que de otro modo serían incoloros. Pero quizás un poco menos de «diversión» con nuestros aperitivos y bebidas no sea tan malo para nuestra cintura, ¿verdad?

Pero, ¿qué pasa con nuestros botiquines?

Si bien la idea de consumir bocadillos menos vibrantes podría hacernos reflexionar sobre nuestras elecciones dietéticas, las implicaciones para los productos farmacéuticos son igualmente importantes. ¿Por qué las compañías farmacéuticas utilizan estos mismos colorantes sintéticos derivados del petróleo en los medicamentos que tomamos todos los días?

Las razones son multifacéticas y cruciales para la seguridad del paciente y la eficacia de los medicamentos:

  • Identificación y diferenciación de dosis: El color sirve como una señal visual vital, ya que ayuda a los pacientes y a los profesionales de la salud a distinguir entre diferentes medicamentos o diferentes dosis del mismo medicamento. ¡Imagínese la posibilidad de error si todas sus píldoras tuvieran el mismo aspecto!
  • Ayudar a las personas mayores: Para las personas que toman varios medicamentos, los distintos colores pueden ser una herramienta simple pero poderosa para identificar correctamente el tratamiento recetado y cumplir con él.
  • La psicología de la curación: Lo crea o no, los estudios han sugerido que el color puede tener efectos psicológicos que incluso pueden desempeñar un papel en el proceso de curación. Se cree que los medicamentos de colores brillantes pueden mejorar el estado de ánimo del paciente y su pronóstico general.
  • Facilitar los medicamentos para niños: En los medicamentos para niños, el color suele combinarse con varios sabores para hacer que los medicamentos asquerosos sean más tolerables y fáciles de tragar, lo que aumenta la probabilidad de que tomen lo que necesitan.
  • Protección de los ingredientes sensibles a la luz: Ciertos tintes, como los óxidos de hierro, no son solo estéticos, sino que pueden proporcionar una barrera protectora contra la degradación de la luz, prolongar la vida útil y mantener la potencia de los ingredientes farmacéuticos activos (API) sensibles a la luz.
  • Lucha contra la falsificación: Los colores y combinaciones de colores únicos pueden servir como una huella visual, lo que dificulta que los falsificadores produzcan medicamentos falsos convincentes.

Los beneficios son claros:

En esencia, el uso del color en los productos farmacéuticos ofrece una serie de beneficios:

  • Bienestar psicológico y recuperación potencialmente más rápida para los pacientes.
  • Fácil identificación de los medicamentos, lo que permite una correcta adherencia a la prescripción.
  • Capacidad mejorada para identificar medicamentos falsificados.
  • Reducción del riesgo de errores de medicación debido a las distintas señales visuales.
  • Mejora del reconocimiento de marca para los fabricantes de productos farmacéuticos.

La eliminación gradual del color: exploración de las implicaciones y mis reflexiones sobre los productos farmacéuticos

Esta decisión de eliminar gradualmente los tintes sintéticos a base de petróleo en los EE. UU. es claramente significativa, impulsada por los hallazgos científicos y una tendencia mundial hacia una mayor cautela. El atractivo de las alternativas naturales y potencialmente más seguras en nuestros alimentos es totalmente comprensible. Sin embargo, en mi opinión, las implicaciones para la industria farmacéutica requieren una reflexión cuidadosa.

Personalmente, me encuentro sopesando ambos lados. Resulta difícil ignorar los beneficios demostrados de la presencia de estos colorantes en los medicamentos: permiten una identificación clara, adoptan medidas contra la falsificación, mejoran la adherencia de los pacientes e incluso ofrecen posibles ventajas psicológicas. Sin embargo, las preocupaciones planteadas por la investigación y las medidas reguladoras adoptadas en otros lugares representan un contrapunto válido.

Lo que me preocupa es la practicidad de que la industria farmacéutica se adapte a las alternativas naturales en un corto período de tiempo. Me preocupan cosas como las posibles interrupciones durante la transición y la disponibilidad de medicamentos para los pacientes, además de la incertidumbre sobre si las alternativas naturales pueden reproducir eficazmente los beneficios actuales que experimentamos hoy en día.

Parece crucial que este cambio se gestione con cuidado, con una comprensión clara de las complejidades involucradas y un cronograma realista que priorice tanto la seguridad como el suministro ininterrumpido de medicamentos esenciales.